sábado, 18 de agosto de 2012

Historias de Montemayor

Viajé a la ciudad una mañana de otoño. Estuve recorriendo calles, plazas y avenidas, husmeando el aroma que llegaba de los canteros aún con restos del verano. Pronto descubrí a los Dólera, insertados entre el sueño y la mítica inocencia. Carlitos ya contaba dieciséis años; su hermano, con cara de astucia, apenas gastaba los trece. Nada supe entonces, recién conocerlos. Era evidente que debía aguardar sin prisa, mostrándome desinteresado y cortés. Por entonces habitaban en Santa Paula pero ya tenían previsto mudarse a Villa Flores. Entré a un boliche para tomar café y pastas de manteca. Sobre la barra, tentador, estaba el diario La Ciudad y lo alcancé para ojearlo un rato. Las obras en San Carlos ya habían comenzado y el título, Osmudia Sport, era sólo una simple idea entre varias.

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