martes, 30 de septiembre de 2014

HISTORIA PARA UNA FOTOGRAFÍA

En su casa de negocio, destinada al mundo de la fotografía, Ayala se muestra ajeno y desconocedor de la sordidez que le rodea. Afable y solícito, paternal y solitario, su existencia transcurre apaciblemente, expendiendo bobinas, máquinas, objetivos, proyectores de diapositivas y complementos diversos.
Conoce, desde joven, cuando llegó en calidad de mucamo, la dinámica de los clientes, el rutinario pero intrigante proceso de los revelados, la indecisión a la hora de adquirir una cámara fotográfica, a los muchos aficionados que van surgiendo día a día sin ambiciones profesionales.
A última hora, una tarde de otoño, el último cliente, foráneo a la sazón, entra con sospechosas intenciones portando un misterioso carrete que precisa de discreción y una imposible complicidad por parte de Ayala. Material escabroso, moralmente comprometido, con indicios de ilegalidad que suscitan controversia. Finalmente, diluyendo la reprobación, aquello queda dentro de un sobre para su revelado.
Al día siguiente, mientras un muchacho espera para recoger las fotografías, el laboratorio, mediante su repartidor, informa que la bobina no puede ser procesada por tratarse de un material impudente.
La inquietud se diluye, acaso, hasta que días después una mujer joven irrumpe en el comercio de Ayala y le muestra la fotografía de un joven, aseverando que éste ha sido su amante. Extrañado y resuelto a conocer los pormenores, Ayala acompaña a la intrigante damisela hasta una cafetería donde ella le narra la versión de su aventura con el muchacho.
Repleto de extrañeza, cuando el joven aparece en la tienda para revelar un carrete fotográfico, Ayala estima oportuno hablarle de la mujer que fue a buscarlo y le imputó una conducta denigrante.
Obligado a su propia defensa, el muchacho se hace acompañar por Ayala hasta la misma cafetería para narrarle la verdadera, confusa aventura que mantuvo con ella. 

jueves, 26 de junio de 2014

El galeno y la infamia - Entrevista Canal Amarante



Entrevista realizada en Salamanca para el Canal Amarante. 

Presentación de la novela y comentarios de amplio relieve sobre el panorama actual de la narrativa contemporánea. 
El escritor don Carlos de Tomás plantea una ubicación contextual de la obra en el marco de la editora, ampliando la misma con un análisis general que vislumbra la latente y aún heterogénea Generación de nuevos escritores españoles.

Entrevista -YouTube





El galeno y la infamia


El doctor Montaña emerge inesperadamente como testigo de un paciente misterioso. Daniel Alcampo, astuto y joven es el universitario que acude a la consulta aquejado de una lánguida depresión no exenta de insomnio. Preguntas y respuestas de rigor constituyen el perfil médico establecido casi maquinalmente.

Luego del diagnóstico y el tratamiento, paciente y doctor descubren formas curiosas de la desconfianza, forzados a un juego de hipocresía y disimulo que va más allá de lo previsto. La experiencia se impone sobre una sumisión que fluctúa entre la mera cortesía y el desencanto, sin ánimo de crítica o juicio por ambas partes.

El trasfondo empieza a dibujar la casi irreal existencia de un baño turco supuestamente recién inaugurado en la ciudad. Entre mitos y encubrimientos, la curiosidad va llamando a las mentes joviales con una premisa exótica: muchachas jóvenes que se exhiben en una especie de piscina climatizada.

Como santo y seña, el rumor se esparce por la ciudad con su aspecto sugerente, atrayendo en un modo ladino a los jóvenes curiosos, esa población mimética y resuelta a las aventuras lúbricas.

Pero la realidad esconde una forma de la infamia insospechada por todos, vergonzosa y furtiva, valorada como gozosa en el mismo pudor que la defiende.

Así, con desleídos vestigios de la breve anécdota ciudadana, el doctor Montaña inicia su propia indagación empujada por la inquietud que suscitan los comentarios al respecto, transformándose en un espía del lugar y los hechos.

Silenciando el resultado de sus pesquisas, otra vez en su consulta, atribuye una historia al último paciente joven al descubrir con la mirada los elementos, a modo de ornato, que el muchacho muestra distraídamente. Y la historia, lejos de ser una conjetura, resulta el calco de otra que cotidianamente protagoniza el enigmático Daniel Alcampo, un nombre y apellido deliberadamente quimérico para proteger la verdadera identidad, también descubierta por Montaña, del universitario que forzosamente se encubre para defender su dignidad y el prestigio de sus afamados progenitores. Editorial Amarante